viernes, 7 de enero de 2011




Machinefabriek - Dauw

Rutger Zuydervelt es uno de esos artistas que parece que no tenga otra cosa que hacer en este mundo que grabar discos uno detrás de otro y publicar todo lo que produce. Confieso, que es difícil seguirlo porque, no les voy a engañar, no todos sus discos o trabajos son... fácilmente digeribles. Pero sin duda, Rutger mantiene un nivel medio cualitativo más que digno y además, suele sacar cada año (atención, cada año) 2 o 3 discos de aquellos que te dejan bastante o muy impresionado. ¿Ustedes saben lo difícil que es esto con toda la basura que hay ahí fuera?

Este trabajo, que ya tiene unos años, fue el disco que me hizo entrar de lleno en el universo Machinefabriek. Sin comprenderlo en su totalidad, en las primeras escuchas, a uno le queda aquel regusto estraño igual que la primera vez que ve 2001 Odisea en el espacio y no entiende absolutamente nada pero que no sabe porque, le gusta. Es un disco de apenas 40 minutos, 5 canciones. La primera de ellas, Porselein, es toda una declaración de intenciones de lo que es el estilo, la forma de producir y de componer de este artista. Una introducción dónde podemos degustar una primera muestra del arsenal de recursos productivos con los que cuenta este artista.

Pero, después de un tercer tema dónde si hay ruido para dar y tomar, empieza a sonar una guitarra resquebrajada que parece tener muchas cosas que contar. Si señores, es una melodía. Fría, seca, arisca...muy pocos acordes son necesarios para saber apreciarla. Es Dauw, el tema que da nombre al disco y que bien se lo merece. Una canción que clama indignación hacia los 4 vientos. Como si el nonagenario Hessel hubiera tenido una charla justo antes de que este músico se plantara en el estudio y, asqueado por el rumbo que parece ser todo tiende a llevar, de golpe quisiera vomitar sobre unos surcos toda esa rabia, pero no con algo pretencioso, ostentoso o grandilocuente no. Resignado. Frío como el viento en un prado raso y llano, pero tremendamente capital y desolador. Pueden ver el videoclip perfecto que mejor podía plasmar estas palabras más abajo.

Pero, Diós santo, por si esto no fuera suficiente, tras esta desolación que de bien seguro no he sido capaz de expresar, queda lo mejor. Un tema de más de 20 minutos dónde a poco a poco, con mucha paciencia, se nos lleva de la mano hacia la catarsis, el extásis más potente que se haya podido probar en los últimos años.

Por último, destacar sobre todas las cosas que la producción es exquisita, sublime, para ponerse a llorar. Y no quieran pensar como puede llegar a sonar este disco en un equipo de música de categoría audiofila. Es el cielo.

video Dauw

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