Esta nueva artista con nombre inpronunciable nos ha dado uno de esos discos que a la primera escucha te deja totalmente destrozado. Y, ¡atención melancólicos del recuerdo! Aquellos que viven fustrados en la oscuridad desde que múm se convirtió en una basura para freaks de tres al cuarto y que nadie entiende: este es vuestro disco.
Nos encontramos frente un trabajo al que bien podríamos etiquetar (¡cuidado!) como neoclásico, porque sí, aquí hay piano. Pero no un piano cualquiera, impresionista, romántico o académico. Este es SU piano y su forma de interpretarlo, de adornarlo y de entenderlo. Además hay una voz, madre de Dios si la hay. Y silencios. Y más voces que susurran desde el otro lado, como si asistieramos a la conversación de turno de cualquier grupo de amigos, al sollozo de un niño, al tarareo sutil y fragil de una mujer que se encierra en una casa destartalada a tocar su viejo piano, con suelos de madera que chirrían al caminar y fuera es todo color verde y amarillo. Y la cosa funciona.
Canciones como Morgen o Im Juli, para empezar, les dejarán con el alma al aire. Abrigense de nuevo, y sigan escuchando. Merece la pena.
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Nos encontramos frente un trabajo al que bien podríamos etiquetar (¡cuidado!) como neoclásico, porque sí, aquí hay piano. Pero no un piano cualquiera, impresionista, romántico o académico. Este es SU piano y su forma de interpretarlo, de adornarlo y de entenderlo. Además hay una voz, madre de Dios si la hay. Y silencios. Y más voces que susurran desde el otro lado, como si asistieramos a la conversación de turno de cualquier grupo de amigos, al sollozo de un niño, al tarareo sutil y fragil de una mujer que se encierra en una casa destartalada a tocar su viejo piano, con suelos de madera que chirrían al caminar y fuera es todo color verde y amarillo. Y la cosa funciona.
Canciones como Morgen o Im Juli, para empezar, les dejarán con el alma al aire. Abrigense de nuevo, y sigan escuchando. Merece la pena.
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